Para vivir la vida plenamente es necesario no vivir mirando hacia nuestro pasado, ni planificando el futuro, sólo vivir el presente eterno, atentos a todo lo que pasa en nuestro entorno, sin predecirlo, ni juzgarlo, sin entorpecerlo, simplemente atentos y preparados para tomar decisiones con nuestra intuición. Es necesario entender que todo lo que nos ocurre es causa y efecto, que nada es casualidad, no es bueno ni malo, solo nuestra manera de actuar marcará la diferencia si salimos de la repetición.
La felicidad no nos la puede dar nada ni nadie externo, siempre estuvo en nuestro interior esperando ser hallada, porque la felicidad son momentos, pero la sensación de plenitud permanece, y solo la podemos generar nosotros. No es vivir la vida como la única o la última, es vivir la vida en el presente, disfrutando y palpando la plenitud de cada momento, con serenidad, con humildad, y cuando hayan momentos de tensión cerca, tomar decisiones maduras, y con la seguridad de que siempre que sean desde el respeto y amor propio nunca serán decisiones erróneas. Son tiempos de decisiones, el planeta esta en cambio constante, si nos estancamos pasarán los trenes y nunca los veremos.
La felicidad no nos la puede dar nada ni nadie externo, siempre estuvo en nuestro interior esperando ser hallada, porque la felicidad son momentos, pero la sensación de plenitud permanece, y solo la podemos generar nosotros. No es vivir la vida como la única o la última, es vivir la vida en el presente, disfrutando y palpando la plenitud de cada momento, con serenidad, con humildad, y cuando hayan momentos de tensión cerca, tomar decisiones maduras, y con la seguridad de que siempre que sean desde el respeto y amor propio nunca serán decisiones erróneas. Son tiempos de decisiones, el planeta esta en cambio constante, si nos estancamos pasarán los trenes y nunca los veremos.
De Jonathan E. Rodríguez
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